El viernes que viene, durante la Celebración de la Penitencia que se celebrará a las 5 de la tarde en la Basílica de San Pedro, el Papa consagrará a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. En Fátima se realizaría el mismo día por el cardenal Konrad Krajewski.
Para los católicos consagrar algo a la Virgen significa confiar de un modo especial y más intenso en su materna intercesión.
Después, se realizó también el 31 de octubre de 1942, donde se consagró al mundo entero, y el 7 de julio del año 1952 consagró específicamente a los pueblos de Rusia al Corazón Inmaculado de María en una carta apostólica: Sacro Vergente Anno.
En noviembre de 1964, Pablo VI renovó esta consagración en presencia de los Padres del Concilio Vaticano II. El Papa Juan Pablo II compuso “Acto de encomienda”, que es una oración que se daría en la Basílica Santa María la Mayor el 7 de junio de 1981. Una parte del texto sería el siguiente:
“Madre de los hombres y de los pueblos, Tú conoces todos sus sufrimientos y sus esperanzas, Tú sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que sacuden al mundo, acoge nuestro grito dirigido en el Espíritu Santo directamente a tu Corazón y abraza con el amor de la Madre y de la Esclava del Señor a los que más esperan este abrazo, y, al mismo tiempo, a aquellos cuya entrega Tú esperas de modo especial. Toma bajo tu protección materna a toda la familia humana a la que, con todo afecto a ti, Madre, confiamos. Que se acerque para todos el tiempo de la paz y de la libertad, el tiempo de la verdad, de la justicia y de la esperanza”.
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