1º semana de Adviento para jóvenes



Hoy comienza uno de los tiempos litúrgicos más importantes para los cristianos: el Adviento. 

Como habréis visto, el viernes publicamos una entrada dirigida a los Mapaches, pero si eres joven o adulto y quieres aprovechar este tiempo, aquí te ayudamos. 

Los primero que tenéis que saber es qué es el Adviento. La palabra Adviento viene de “adventum” que significa “llegada”. En concreto, los cristianos le damos el significado de la llegada del Hijo de Dios a la Tierra. Durante las cuatro semanas anteriores al Nacimiento de Jesús, nos preparamos para esa llegada. El Adviento es un tiempo de profundizar en nosotros mismos, en nuestra vida y en nuestra forma de esperar. También es un tiempo donde nos adentramos en las Escrituras, y conocemos cómo y para qué llegará Cristo al mundo. 

Entonces, ¿qué es lo que vais a encontrar aquí?

En primer lugar, os queremos dar unas recomendaciones para estos días de Adviento:


En segundo lugar, os dejamos por aquí un calendario de Adviento, en él se propone un reto para cada día. Esto os ayudará a conectar cada día con este tiempo litúrgico y sobre todo, a conectar con Dios.
  



En tercer lugar, cada domingo publicaremos en este blog la lectura del día, con una reflexión y una oración. 

Tienes todo en tus manos para preparar tu corazón para la venida de Jesús. ¿ASUMES EL RETO?

Aquí os dejamos con el material de hoy, el primer domingo de Adviento



Lectura: Lc 1, 26-38

"En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y Él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.

 

María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del 

Señor, cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia." 


Reflexión

El Evangelio comienza con la imagen de un mundo que se derrumba y se destruye. Y a poco que nos fijemos podemos tener la sensación de que es así: guerras, hambre, terrorismo, violencia; diferencias económicas cada vez mayores; la ambición cada vez mayor de los gobernantes, que consienten toda clase de corrupción; la justicia, quizá, cada vez más injusta…

Y en nuestra misma vida hay momentos en que parece que todo se nos derrumba: la muerte de un ser querido, un problema de salud, la falta de trabajo, una situación familiar difícil e insostenible… ¿Puede algún día ir todo un poco mejor?
En medio de esta sensación de catástrofe y desánimo, una palabra: EL SEÑOR VIENE. Más aún: el Señor ya está aquí y hemos de dejar que esté entre nosotros, que se haga presente, que camine a nuestro lado, porque viene a salvarnos, viene a liberarnos de las miserias de nuestro corazón, viene a cambiar nuestros corazones y a plantar en nosotros la semilla del amor, viene a darnos luz y a mostrarnos el camino, viene a darnos fuerza y a ayudarnos. Jesús nos trae la esperanza y no el desaliento: estad despiertos, levantad la cabeza, no os desaniméis, poned vuestro esfuerzo y vuestro granito de arena. Si os empeñáis, las cosas pueden cambiar, porque yo estoy con vosotros y hago fructificar vuestro trabajo y vuestro esfuerzo.

Canción: Levántate y anda (Álvaro Fraile)


Oración

Señor, Tú eres mi aquí y mi ahora.

No sé el día ni la hora

en que me tocará partir.

Eso lo confío en tus manos.

No quiero vivir con miedo.

Mientras tanto, deseo afrontar cada día

como si fuera el último,

sacándole todo el jugo y sabor.

Mi aquí y mi ahora es:

amar sin dejar nada para mañana,

abrazar sin reservar ninguna muestra de cariño y bondad,

perdonar sin dejar huellas de rencor y resentimiento,

entregarme con una toalla y un lebrillo

entre los pies polvorientos y cansados de los hermanos,

contagiar tu reino y entusiasmar los corazones apagados,

caminar levantando rutas de justicia,

construyendo nueva humanidad, familia con todos.

Todo pasa.

El cielo y la tierra,

los éxitos y los fracasos,

los desamores y las tristezas.

Lo único que queda es tu amor

y el amor que hayamos ido dejando

en nuestro paso por esta hermosa tierra.

Tú eres mi aquí y mi ahora,

pero también mi futuro más feliz.

 

 


Feliz semana, ¡hasta el domingo que viene! 


*Material adaptado de https://sites.google.com/view/advientok (Jóvenes Dehonianos) y @llamameyumi (Paula Vega).

 

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