La voz de los jóvenes: ¿Qué es eso de que viene la cigüeña?

Volvemos con la sección de la voz de los jóvenes en la que el grupo de bachillerato y universidad de Discípulos de Emaús opina sobre diferentes temas de actualidad.



En esta ocasión, queremos hablar de un tema que en muchas ocasiones es tabú: la educación sexual. Y es que es algo que echamos en falta desde que empezamos a ser adolescentes hasta que llegamos a ser jóvenes. Nos hablan de la cigüeña, de una semilla, de que un bebé nace cuando papá y mamá se dan un abrazo muy fuerte. En el instituto como mucho tendremos una charla de una hora en la que se trata el tema por encima,  ¿pero por qué? 

Primero, creemos que el desarrollo sexual es un proceso normal que todos experimentamos, y por tanto, tenemos derecho a información veraz y completa, para poder tomar decisiones informadas sobre nuestra sexualidad y nuestros cuerpos. La Organización Mundial de la Salud ha comprobado que la educación sexual contribuye a la mejora de la autoestima, el desarrollo de la identidad propia, los roles de género y aprender a expresar los deseos y los límites. 

Muchos rechazan la idea de educar a los jóvenes en este aspecto, pero en la educación sexual se tratan temas tan importantes como el amor, qué hacer y qué no hacer si se está enamorado, qué hacer y qué no hacer en una cita, diversidad sexual, es decir, inculcar el respeto por todas las preferencias sexuales y asertividad sexual, para protegerse contra la intimidación y el abuso sexual. 

Creemos que las generaciones anteriores crecieron rodeadas de silencio, de ignorancia, de tabúes y prejuicios. Entre ensayos y errores aprendieron como vivir la sexualidad, cómo hacer de la vida sexual una fuente de alegría y no de temores. Nos parece muy importante transmitir una atmósfera positiva hacia la sexualidad, tanto en casa como en el colegio, para favorecer el espacio en el que poder explicar, compartir y resolver dudas. 

Es hora de quitarnos estos tabúes de encima y poder tratar este tema con naturalidad, de que las generaciones futuras se sientan a gusto de preguntar y hablar sobre su sexualidad, tratarlo como una parte más de nuestro desarrollo humano y no como algo negativo. 

¿Y tú, qué piensas? 

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