La hora del Cambio. #02


Hoy os dejamos un pequeño cuento que seguramente os hará reflexionar sobre cómo actuamos y cómo deberíamos actuar.
En una ocasión una abuela trajo su nieto a Mahamat Gandhi. El niño tenía un apetito insaciable por el azúcar lo cual estaba poniendo en peligro su salud.
“Por favor, ella suplicó a Gandhi, dígale a mi nieto que deje de comer azúcar, que se que él lo respeta mucho a usted, él le escuchará lo que usted le diga. Gandhi les pidió que se fueran y regresaran en cuatro días.
Cuatro días más tarde regresaron la abuela y el nieto. Gandhi mirando a los ojos al nieto de la señora le dijo con autoridad: ” Deje de comer azúcar, estás hiriendo tu cuerpo”.
Después de un breve silencio, la abuela le preguntó a Gandhi. Señor , por qué usted nos pidió esperar cuatro y regresar, si esto mismo lo hubiera dicho el día que vine?
Gandhi respondió: “Señora, hace cuatro días yo estaba comiendo azúcar y no podía hablarle con autoridad a su nieto. Ahora puedo, porque hace cuatro días dejé de comer azúcar”
¿Cómo prohibir algo si nosotros hacemos lo mismo? ¿Cómo pretender que se haga lo correcto si nosotros hacemos lo contrario? ¿Cómo pretender que cambie el mundo si nosotros no cambiamos primero? 
Uno mismo debe ser el motor de cambio de todo lo que no nos gusta. Comencemos con algo pequeño, sencillo, comencemos con nosotros. Gandhi decía "Se tú el cambio que quieres ver en el mundo" y tenía mucha razón. Si queremos mejorar el mundo, comencemos por nosotros, por lo que tenemos cerca. No intentemos de la noche a la mañana crear un mundo mejor nacido de la nada si antes no hemos cambiado nuestra forma de actuar, nuestra forma de ver el mundo. 
Comencemos a ser ese motor de cambio que se necesita, comencemos por crear un "Yo" un poco mejor.
Pablo Sanchez-Beato y Cristina Villalobos López