Cuaresma 2024. 1º semana. María de Nazaret

 Sencillez: La sencillez es una virtud que, paradójicamente, no es fácil de practicar.

En la primera semana de Cuaresma, vamos a reflexionar sobre la virtud de la sencillez, encontrando inspiración en la vida de María, la madre de Jesús. Su sencillez y humildad al criar al Hijo de Dios nos ofrecen valiosas lecciones sobre cómo vivir desde la simplicidad.


Es la misma María dócil y  tierna que  dice “sí”, que inicia una historia decisiva de compromiso, de la que se ocupa años más tarde de la educación de un Jesús que se asoma a hombre y Dios, con todas las dificultades. Tampoco podemos decir que sea la misma que desde cerca apoya a Jesús en cada palabra, en cada visita. Será la madre que, cuando las cosas se ponen feas, le acompaña sin dudar, sin miedo aparente. No es la misma que surge testigo de la muerte de un hijo, hundida, dolorida. Ni siquiera la mujer que permanece próxima a la comunidad, testimoniando como hicieron algunos discípulos. 


En la vida espiritual son muchos los ejemplos que tenemos de personas que viviendo en la sencillez llegaron a la verdadera grandeza, la que nos da un espíritu de entrega y servicio a los demás. Parece contradictorio, pero es la sencillez la que nos hace extraordinarios. 

Nos parece irracional pensar que la grandeza está en lo sencillo y no en lo ostentoso. Hoy Jesús nos recuerda que solamente los corazones humildes pueden desvelar los misterios de Dios, solo las almas sencillas pueden llenarse del amor de Cristo. ¿Por qué? Porque están vacías de egos y orgullo, así que tienen espacio para recibir las cosas con verdadero valor.


Este versículo de la biblia nos invita a considerar la virtud de abrazar una actitud sencilla y humilde.


“Te doy gracias porque no mostraste estas cosas a los que saben mucho y son sabios, sino que las mostraste a los niños.” (Mateo 11:24)


Lo que nos muestra este  versículo es que la sencillez trata de estar abiertos a recibir la verdad de Dios con una mente y un corazón receptivos. En lugar de depender exclusivamente de nuestra propia sabiduría, nos anima a confiar en Dios y a acercarnos a Él con la misma inocencia y confianza que caracteriza a un niño.


Adoptar la sencillez implica dejar de lado la complejidad innecesaria, la tendencia a complicar lo que Dios nos ha presentado de manera clara. Nos recuerda que la fe no siempre se encuentra en la sofisticación intelectual, sino más bien en la disposición de recibir la verdad con un corazón puro y humilde.


Si hoy hicieras una lista de cinco cosas que pudieras mejorar y entre esas cinco, eliges sólo una, ¿cuál situación mejorarías? ¿Crees que haciéndolo puedes ser más sencillo? Inténtalo, la sencillez se va conquistando día a día.


Por último, como jóven de Emaús te invito a vivir desde la sencillez al igual que lo hizo María. También a que te cuestiones cómo pasa dios por tu vida, como te mueve, te cuestiona…

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