4º semana Cuaresma: Dame de beber



Sentimos la necesidad de beber un agua que nos calme la sed, pero ¿realmente esa agua nos llena? ¿Te has planteado la fuente que eliges para saciar tu sed?

A través de la historia, el ser humano siempre ha ido buscando un agua milagrosa que le brinda o le presenta el camino más fácil, ha perseguido una fuente mágica para conseguir el éxito, la satisfacción, la felicidad efímera, la juventud eterna... Pero la mayor parte de esa búsqueda ha sido en vano.

Muchos aún hoy continuamos buscándola en la aprobación de los demás, en una popularidad de “postureo”, en tener el mayor número de “likes” en una foto, en un “tú sí que vales” falso, en sacar la mejor nota sin esfuerzo... Esa búsqueda es inútil. Es una fuente seca, es un agua estancada, una energía que no se renueva.

¡Qué paradoja! Tenemos sed, pero no poseemos el agua que puede calmarla... Jesús nos propone un agua fresca y viva que nos sacie, un agua que nos llene y nos convierta en fuente inagotable. Y es que lo que más necesito para vivir o para ser yo mismo tengo que recibirlo gratuitamente porque no está en mi poder conquistarlo.

Esa agua está en nuestro interior y debemos descubrirla, esa agua es tu don. Atrévete a compartirla y a descubrir los dones y gracias de los demás. Sólo entonces es cuando tu pozo no se secará.

Ahora, te invito a escuchar la canción “Drops in the Ocean” de Hawk Nelson: Hawk Nelson - Drops in the Ocean (Subtitulada en Español) Párate y regálate unos minutos. Abre bien todos los sentidos... Es Jesús mismo el que te canta...

Lectura del Evangelio - Juan 4, 5-42

En aquel tiempo, llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: «Dame de beber».

Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le contestó: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber” , le pedirías tú, y él te daría agua viva». La mujer le dice: «Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le contestó: «El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna».

La mujer le dice: «Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla...» Él le dice: «Anda, llama a tu marido y vuelve». La mujer le contesta: «No tengo marido». Jesús le dice: «Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad». La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo». Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo». 

 “En la sequía brota la vida”

El relato de la samaritana nos anuncia que Dios está siempre presente en nuestro caminar de cada día y que sólo Él nos puede ofrecer un camino pleno de vida y felicidad. Por experiencia propia sabemos que una y otra vez se repite la historia de la mujer samaritana en nuestra vida. Intentamos saciar nuestra sed de sentido, de felicidad, de vida, con el agua equivocada.

Jesús se nos presenta como el agua viva, que apaga la sed más profunda del ser humano. Pero para beber de esa agua es preciso encontrarse personalmente con Jesús y creer en Él; así saciaremos nuestra sed para siempre.

La samaritana estuvo cerca de Jesús, pero no bastó la presencia física, fue necesario que ella abriera el pozo de su corazón para que Jesús mismo lo llenara del agua que da la vida.

Si sientes que tu corazón se está resecando, si tus días comienzan a carecer de sentido y tu interior empieza a estar vacío; necesitas acudir al lugar adecuado, el mismo que encontró la samaritana, la fuente de vida que es Jesús para beber el agua que nos quite la sed y nos llene de esperanza.

«Dame de beber», dijo Jesús. Pero no tiene sed de agua, sino de nosotros y de nuestro amor. El anhelo de Dios es amar y ser amado. La experiencia de la sed de Dios por nosotros despierta y reaviva nuestra sed por Él.¿Deseas tener esa experiencia personal de Dios?

«Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva». Conocer el don de Dios es sinónimo de conocer a Jesús. El agua viva simboliza la gracia. ¿Qué haces para conocer a Jesús?¿Te das cuenta que la gracia transforma a la mujer?

«El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna» (...) «Señor, dame esa agua». ¿Te das cuenta que para dar amor, para dar vida, debes llenarte primero del Amor, de la Vida? ¿Con qué agua llenas el pozo de tu corazón? ¿Le pides al Señor que lo llene Él?

Jesús sale al encuentro de la samaritana y busca conversar con ella, para ayudarle a encontrarse a sí misma. Hoy quiere hacer lo mismo contigo. Date cuenta de todo lo que el Señor hace para atraerte a Él, para transformar tu vida. Sé consciente del amor de Dios y de lo que hace para ayudarte a encontrar vida en Él.

Solo cuando te encuentres con Jesús y bebas de su agua, serás capaz de entender el sentido de la limosna esta Cuaresma. Y sentirás la necesidad de compartir su agua, porque el mundo te importa:

La traducción moderna de la palabra “limosna” podría ser “solidaridad”. Hay multitud de personas a tu alrededor que necesitan de tu tiempo, de tu atención, de tu dinero, de tu apoyo, de tu esfuerzo, de tu consuelo,... o de todo ello a la vez. ¿Con quién podrías mejorar tus relaciones? ¿Con quién puedes ser solidario esta Cuaresma?

Querido Jesús, quiero atreverme a descubrir tus dones en mí y a compartir con los demás la alegría de haberte encontrado.



Fuente: Comunidades en oración, Salesianos Santiago Mayor.

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