2º semana Cuaresma: "Aunque te dejes la piel..."


Dejarse la piel… ir a lo profundo de las cosas… abandonando la superficialidad, que los problemas del mundo te importen. Pasa de la comodidad.

La Cuaresma es tiempo de conversión para buscar a Dios en los hermanos. Tiempo de justicia, de verdad, de liberación. Tiempo de silencio atento, de mirar la vida, de escuchar la voz en el desierto. Tiempo de buscar al auténtico Dios entre las caricaturas que hacemos de Él. Tiempo de desierto, de soledad y de revisión. Tiempo de Encuentro con Dios frente a tantos desencuentros. Tiempo de buscar más allá de las cáscaras, de dejar lo viejo, lo de ayer. Tiempo de dar frutos nuevos para que tengan vida y vida en abundancia. Tu vida tiene que ser algo más que cáscara. Vete a la raíz de todo, al corazón, y prueba a vivir desde dentro, a ser auténtico. Y entonces… ¡da fruto!

Si fueras una manzana, ¿cómo serías? ¿De qué color? ¿Qué textura? ¿No crees que nos dedicamos demasiado a cuidar la cáscara, es decir, nuestra apariencia? ¿Qué es lo más importante de una manzana? Lo que importa de una manzana no es la apariencia, la cáscara, sino el interior porque es jugoso y fresco. Sin embargo, para llegar adentro y disfrutar de la pulpa hay que romper la cáscara y eso, a veces, duele un poco, cuanto más das menos te queda… 

En esta Cuaresma tienes la oportunidad de responder estas preguntas. ¿Qué puede decir de ti el corazón de la manzana? ¿En qué puedes ser tú alimento para otros? ¿Qué cualidades tienes que puedes ofrecer a los demás? 

Puede que hayas pensado que en realidad las semillas que se encuentran en el interior de la manzana son lo realmente importante. Quizás lo sean. A lo mejor esas semillas tienen algo precioso que enseñarnos: a lo mejor lo más preciado y fundamental es nuestra capacidad de ser semilla. Esa capacidad pasa por nuestra capacidad de elección, de renuncia, de despojo, de entrega. La semilla funciona así: cayendo en la tierra, muriendo, es así como se produce más vida: una vida abundante, imprevisible, insospechada, imparable…

“Os aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda infundo; pero si muere, produce mucho fruto.” (Juan 12, 24)

Os proponemos tres medios para trabajar en esta cuaresma: 

  • LA ORACIÓN, para vivir desde dentro

  • EL AYUNO, porque pasas de la comodidad

  • LA LIMOSNA, porque el mundo te importa

Hoy profundizaremos en la oración:

Para romper la cáscara, para descubrir de verdad quién eres, cuál es el tesoro que tienes dentro, necesitas de la oración, del encuentro con Jesús. Es en la intimidad donde surge tu mejor “yo”. Es en el diálogo con Jesús, que te perdona y te quiere, donde surgirá tu verdad.

¿Necesitas incrementar tu oración? ¿Cuándo vas a hacer oración? ¿Cómo la vas a hacer?

Te animamos a darle una vuelta más, el joven de Emaús es el que busca, el que se pregunta, el que lo intenta, el que camina adelante siguiendo a Jesús, el que da fruto.


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