La voz de los jóvenes: clases online



Os presentamos una nueva sección de nuestro blog, llamada "La voz de los jóvenes" en la que el grupo de bachillerato y universidad de Discípulos de Emaús opina sobre diferentes temas de actualidad. 

En esta primera entrada queremos hablar de las clases online, una realidad a la que todos nosotros y muchos otros jóvenes nos estamos teniendo que enfrentar en el día a día. 

Parece que hemos normalizado el formato de las clases online, pero ¿qué opinan las personas que tienen que lidiar con las clases online? ¿Con qué ventajas e incovenientes nos estamos encontrando? ¿Cómo se podrían mejorar?

Para empezar, las clases online nos parecen una buena solución para el momento en el que estamos viviendo, pero nos parece una solución temporal. En una situación "normal" siempre preferiríamos las clases presenciales a las clases online porque, aunque es verdad que hemos encontrado algunas ventajas a las clases online, en general preferimos recibir una educación presencial, en la que la comunicación es mucho más fluida, las relaciones pesonales se pueden desarrollar y el ambiente favorece el aprendizaje.

 
De las ventajas a las que nos referíamos antes, hemos encontrado dos ventajas fundamentales que son el tiempo y la comodidad. Por una parte, algunos de nosotros normalmente tardábamos una hora y media en ir y otra hora y media en volver de la universidad, son tres horas de tu día que ganas al poder conectarte online desde casa y que puedes invertir en ti. 

Por otra parte las clases online son muy cómodas, te levantas y en cinco minutos puedes estar ya conectado en tu clase, desde el escritorio de tu habitación, con ropa cómoda y en la tranquilidad de tu casa. 


Pero hasta ahí llegan las ventajas y alguna de ellas es de doble filo. Hablamos por una parte de que estar en casa es más cómodo, pero también invita más a las distracciones. Es muy fácil levantarte e ir a la cocina a picar algo, mirar el móvil mientras estás en clase o directamente meter el ordenador en la cama contigo.

El hecho de que no siempre sea obligatorio ponerse la cámara es un factor que invita a desconectar más que a estar conectado. Al final ves solo a tu profesor y a un montón de cuadraditos negros que, como tú, pueden estar atendiendo a otras cosas. Se echa mucho en falta la interacción con tus compañeros, el no sentirte solo, el poder comentar cómo te van las cosas con otros que están en la misma situación que tú. 

Al mismo tiempo, también se echa en falta la comunicación con los profesores, se pierde esa cercanía que puede existir en la clase presencial y cuando surgen dudas es mucho más fácil seguir con el micrófono silenciado que levantar la mano en una clase normal. 

Por otra parte, está el tema de que la tecnología no siempre juega a nuestro favor y parece que cunde menos la clase entre que se conectan unos y otros, se solucionan los problemas para que se escuche bien, para que se vea la pantalla compartida ... Y eso contando con que todos los alumnos tengan acceso a internet desde un dispositivo en el que puedan seguir la clase cómodamente. Nosotros tenemos la suerte de disponer de un ordenador grande donde ver las clases y aún así nos cuesta, no queremos imaginarnos tener que ver las clases durante seis horas en el móvil. 

 

Y es que dar seis horas de clase online en casa es agotador, sobretodo cuando en algunas ocasiones los profesores no consiguen captar la atención del grupo. Creemos que se podría mejorar el dinamismo en las clases online, es decir, creemos que no se pude aplicar el mismo formato que en las clases presenciales en el que el profesor explica la lección y ya está. 

Si las clases online se hacen más "pesadas" de por sí y es más fácil distraerse, necesitaríamos un cambio en esa dinámica que las hiciese más participativas, una manera de sentirte implicado en lo que se está explicando.  Si es verdad que podemos encontrar de todo, profesores que lo han organizado muy bien y otros que parecen no poner mucho de su parte. Encender las cámaras también nos parece clave para "conectar" de verdad, ver las caras de las personas con las que compartes clase y hacer que todo sea menos extraño. 

En definitiva, las clases online no se han convertido en nuestra primera opción, pero por el momento nos estamos esforzando por sacarles el máximo partido para seguir aprendiendo en esta nueva normalidad. Ojalá el recuperar la normalidad de verdad en la educación sea una prioridad y se encuentren alternativas seguras para volver a las clases presenciales lo antes posible. 

Y tú, ¿qué opinas?


Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo con vosotr@s.
    Aunque lo primero que se me vino a la cabeza con las clases online fue que ya no tendría que desplazarme hasta la universidad, poco a poco he ido descubriendo la otra cara de la moneda.
    En mi caso, donde más he notado la diferencia ha sido en las clases prácticas. Manipular los instrumentos del laboratorio y hacer los experimentos por mí misma me ayuda a entender y fijar los conocimientos bastante mejor que viendo un vídeo sobre ellos.
    Como habéis dicho en el post, por ahora seguiremos trabajando para aprovechar las clases online hasta que podamos volver a la presencialidad.

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