Pensamientos en 4 latas: Esperanza



Hoy traemos un poquito de esperanza. El Papa Francisco ha vuelto varias veces durante este período para hablar de la esperanza, instándonos a mirar con nuevos ojos nuestra existencia, especialmente ahora que estamos pasando por una dura prueba, y a mirarla a través de los ojos de Jesús, "el autor de la esperanza", para que nos ayude a superar estos días difíciles, con la certeza de que las tinieblas se convertirán en luz.


La esperanza es una virtud oculta, tenaz y paciente. "Es la más humilde de las tres virtudes teologales, porque permanece oculta", explica el Papa Francisco: "La esperanza es una virtud arriesgada, una virtud, como dice San Pablo, de una ardiente expectativa hacia la revelación del Hijo de Dios (Rom 8:19).

No es una ilusión, es una virtud que nunca decepciona: si esperas, nunca serás decepcionado, es una virtud concreta, "de cada día porque es un encuentro. Y cada vez que nos encontramos con Jesús en la Eucaristía, en la oración, en el Evangelio, en los pobres, en la vida comunitaria, cada vez que damos un paso más hacia este encuentro definitivo" (Homilía de Santa Marta, 23 de octubre de 2018).

"La esperanza necesita paciencia", así como uno necesita tener paciencia para ver crecer el grano de mostaza. Es "paciencia para saber que sembramos, pero es Dios quien da el crecimiento" (Homilía de Santa Marta, 29 de octubre de 2019).
La esperanza no es un optimismo pasivo sino, por el contrario, "es combativa, con la tenacidad de quienes van hacia un destino seguro" (Angelus, 6 de septiembre de 2015).

La esperanza es la luz que supera la oscuridad. “Hace que uno entre en la oscuridad de un futuro incierto para caminar en la luz. La virtud de la esperanza es hermosa; nos da tanta fuerza para caminar en la vida" (Audiencia General, 28 de diciembre de 2018).

Y en este momento tan delicado de nuestra historia, el Papa Francisco habla de otro contagio: el contagio "que se transmite de corazón a corazón, porque todo corazón humano espera esta Buena Noticia".
Es el contagio de la esperanza: "¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado!". No se trata de una fórmula mágica que haga desaparecer los problemas. No, esto no es la resurrección de Cristo.

Es, en cambio, la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no 'evita' el sufrimiento y la muerte, sino que los atraviesa abriendo un camino hacia el abismo, transformando el mal en bien: la marca exclusiva del poder de Dios" (Mensaje de Urbi et Orbi, 12 de abril de 2020).

Comentarios