Estamos llegando casi al final de nuestra Cuaresma. Hemos pasado el ecuador de la
misma y hemos podido contemplar las dificultades que, en este camino, tenemos: las
tentaciones y pasiones que nos aprisionan, todo aquello que nos destruye y que nos
impide construir una vida plena, el cansancio...
Es momento de, llegados a este punto, escuchar y tratar de encontrar en Él la
fuerza necesaria para caminar, la luz imprescindible para no perdernos en el sendero de
la vida.
Tiniebla y luz, oscuridad y claridad, bondad y maldad. Nuestro mundo, en ocasiones,
parece dividido en dos. Y nosotros, en el fondo, también. Es el momento de empezar
a elegir qué camino queremos seguir: aquel que, bajo una falsa libertad lo
que hace es esclavizarnos y aprisionarnos en nuestras propias mentiras e
insatisfacciones o aquel que, bajo una aparente renuncia a muchos cosas, nos da
una libertad que nunca antes habíamos encontrado y disfrutado.
COMPROMISO
¿Recuerdas las
dificultades/tentaciones de la primera semana? Ante ellas Dios puede hacer brillar tus
capacidades, tu voluntad, tu capacidad de entrega. Y lo hace a través de su propia
entrega, de su vida, de la vida de Jesús.
Te proponemos que, en un momento de silencio, reflexiones sobre qué aspectos de ti,
de tu vida, necesitan ser iluminadas. ¿Qué oscuridades tienen que desaparecer de ti?
Y, más aún: también Dios te llama a ser luz para los otros. ¿Dónde quiere Dios
ponerte para iluminar la vida de los otros? ¿Estás dispuesto?
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