
Esa noche, todos nos reunimos alrededor del fuego para expresar y escuchar lo que sentíamos, para compartir nuestra vidas mientras avivábamos el fuego con nuestras palabras... pero lo que realmente llenó de magia aquella noche, fue la música que llenaba el silencio de alegría; el fuego se ahogaba mientras nosotros cantábamos y recordábamos viejos gestos de antiguas canciones de campamentos, la luna asomaba entre los árboles y nos recordaba que la última luna llena que vivimos, estábamos igual de unidos que entonces...
Finalmente, la magia de la noche se desató y la tormenta poco a poco nos avisaba que debíamos marchar... pero esta vez con un corazón renovado y liberado.
Por MJ
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